Puesto que la paz fue oficialmente restablecida en el mundo, al final de la Segunda Guerra Mundial,
¿qué es lo que los políticos han estado haciendo?
Nunca ha habido paz. En la historia sólo ha habido dos períodos: el que denominamos guerra y el que llamamos paz, que es un disfraz. En realidad debíamos llamarlo “preparación para otra guerra".
Y tú me preguntas:
"Puesto que la paz fue oficialmente restablecida en el mundo, al final de la Segunda Guerra Mundial,
¿qué es lo que los políticos han estado haciendo?".
Los políticos han estado haciendo exactamente lo que siempre han estado haciendo: creando más conflictos, más inquietud, más discriminación, más armas destructivas, mientras se preparan para la Tercera Guerra Mundial.
Una vez preguntaron a Albert Einstein: "Usted es el científico que ha descubierto la energía atómica. ¿Puede decirnos qué pasará en la Tercera Guerra Mundial?".
Einstein, con lágrimas en los ojos, dijo: “No me preguntéis acerca de la Tercera Guerra Mundial. No sé nada acerca de ella. Pero si queréis saber acerca de la Cuarta Guerra Mundial, puedo deciros algo".
El periodista que preguntaba se quedó sorprendido. Aquel hombre no decía nada acerca de la Tercera Guerra, pero estaba dispuesto a hablar de la Cuarta Guerra Mundial. Preguntó con curiosidad: "Por favor, dígame algo acerca de la Cuarta Guerra Mundial?
Einstein dijo: "Sólo puedo decir una cosa: que nunca va a suceder. La tercera será la última Guerra Mundial".
Para esta última guerra los políticos se han estado preparando desde que se declaró la paz tras la Segunda Guerra Mundial.
El político y su juego son las cosas más detestables que puedas imaginarte. Estamos enfrentándonos a la oscuridad de la noche y recuerdo ese viejo dicho: "Cuando la noche es más oscura, el amanecer está cercano". Pero no me atrevo a decir que tras esta noche oscura que nos rodea vaya a haber alguna aurora.
Sólo voy a decirte exactamente lo que ha estado sucediendo desde 1945 y de lo cual la gente está en la ignorancia absoluta. No se dan cuenta de que están sentados sobre un volcán listo para entrar en erupción en cualquier momento. Todos están ocupados con trivialidades y el problema real permanece oculto, como si no existiera.
Desde 1945 ha habido ciento cinco guerras en sesenta y seis países, todos ellos del Tercer Mundo. Uno necesariamente pregunta: ¿por qué en el Tercer Mundo? Estados Unidos y la Unión Soviética han ido tan lejos en el desarrollo de armas destructivas, que las armas usadas en la Segunda Guerra Mundial están anticuadas. Para ellos no son de utilidad. Tienen que ser vendidas; necesitan un mercado y el mercado sólo existe si hay guerras.
Estados Unidos manda armas a Pakistán; entonces, por lógica, la India las importa de la Unión Soviética e igual ocurre en el Tercer Mundo. Un país compra material obsoleto a la Unión Soviética y el enemigo lo compra a los Estado Unidos. Es un buen negocio.
Y ellos no quieren detener las guerras, porque si así lo hicieran ¿cómo venderían esas armas en las que han invertido millones de dólares? Y estos países pobres y sus políticos están dispuestos a comprarlas aunque su gente muera de hambre. El setenta y cinco por ciento de su presupuesto se destina a la guerra.
Cada guerra ha durado un promedio de tres años y medio, así que, ¿quién dice que la paz ha sido establecida? Ciento cinco guerras en sesenta y seis países, con tres años y medio de duración, ¿y a eso lo llamas paz?
Las guerras han causado dieciséis millones de muertos. En la Segunda Guerra Mundial también hubo millones de muertos. Desde entonces, se han matado dieciséis millones de personas en las guerras, ¿y aún continúas llamándolo paz?
Pero los políticos son tan astutos y la gente tan ciega que no ven lo que sucede a su alrededor. Siguen peleando por pequeñas cosas como ¿qué distrito pertenece a un determinado estado? Belgaum es un distrito aquí. Debería incluirse en Maharastra? Es un distrito que está en los límites entre Maharastra y Kamataka. Hay gente que pertenece a las dos lenguas y se ha estado matando entre sí sin interrupción durante tres décadas... y esta nimiedad no puede ser resuelta. De hecho, nadie quiere resolverlo, si no ¿cuál es el problema? Sólo un pequeño plebiscito, una votación neutral y la gente misma podría decidir a dónde quiere pertenecer. Pero al parecer, los políticos están interesados en que las disputas continúen para así ser necesarios.
Han muerto dieciséis millones y todavía en las escuelas y universidades se sigue repitiendo: "Vivimos en un período de paz". En realidad, la Guerra Mundial fue casi más pacífica; sólo murieron seis millones de judíos. La paz ha matado un número de personas tres veces mayor.
La mayoría de las guerras se han desarrollado en Asia. El que las guerras se desarrollen en otros países, es una de las estrategias de las naciones poderosas y sus políticos. Estados Unidos y la Unión Soviética han de luchar en Afganistán para que así la gente de Afganistán sea la que muera. Afganistán se convierte en un cementerio y Estados Unidas y la Unión Soviética salen beneficiados con la venta de armas. Envían expertos, armas, entrenan a los Afganos y éstos se matan entre sí. En un bando disponen de las armas americanas; por el otro de las rusas.
Nueve millones de civiles, desde Hiroshima, han muerto en guerras convencionales. En otros tiempos no se mataba a civiles. Esto es absurdo. Si los ejércitos luchan, es posible que mueran soldados, pero ahora parece que no hay sensibilidad, que no se razona: se mata a nueve millones de civiles. Ya pueden ser niños, o mujeres, o ancianos, sin tener nada que ver con la guerra. Pueden estar leyendo en la escuela, trabajando en la fábrica o, tal vez, cocinando en su casa.
Hace unos pocos días Ronald Reagan, sin razón alguna, atacó Libia, bombardeó la parte civil. Su meta era Gaddafi y como Gaddafi tiene tres casas en la ciudad, las tres tuvieron que ser bombardeadas. Y al atacarlo, otras casas fueron quemadas y destruidas.
Y recientemente, investigando se ha sabido que mientras el bombardeo tenía lugar, asesinos profesionales buscaban por toda Libia a Gaddafi, porque era posible que él no estuviera en su casa.
Así, pues, bombardearon a civiles mientras los asesinos buscaban a Gaddafi. Sólo pudieron matar a su hija. Y ni Gaddafi ni los libios les habían hecho nada malo.
Y es una coincidencia que el mismo día que Inglaterra permitía a Ronald Reagan que la utilizase como base para bombardear a Libia, su Parlamento no me permitió permanecer en su aeropuerto -en la sala de espera- ni durante seis horas. ¡Porque soy un hombre peligroso! Pero a Ronald Reagan se le permitía utilizar a Inglaterra para bombardear a un país inocente que no le había hecho ningún daño.
Ésta es la noche más oscura que la Humanidad ha encarado jamás.
El presupuesto de guerra anual es aproximadamente setecientos mil millones de dólares. Cada año quince millones de personas mueren de desnutrición y enfermedades, mientras se gastan en guerras setecientos mil millones de dólares.
Cada minuto, treinta niños mueren por falta de alimentos y vacunas de bajo costo y cada minuto un millón trescientos mil dólares de los fondos públicos se destinan mundialmente a gastos militares.
Parece que no estamos ya interesados en la vida; hemos decidido suicidamos. El hombre nunca ha estado en toda su historia tan a punto de suicidarse como ahora.
Doscientos cincuenta millones de niños no han recibido siquiera la educación elemental; un solo submarino nuclear iguala el presupuesto anual de educación para ciento sesenta millones de niños en edad escolar en veintitrés países en desarrollo. ¡Un solo submarino! Y hay miles de submarinos navegando por los océanos alrededor del mundo, americanos y rusos, y cada submarino tiene armas nucleares. Seis veces más poderosas que todas las armas empleadas en la Segunda Guerra Mundial. Y son tan costosas que podríamos haber proporcionado a nuestros niños educación y alimento y nutrición. Pero eso no nos interesa.
Estos son los políticos que no hay que molestar, que quieren tener el control absoluto sobre la Humanidad, sin que nadie esté por encima de ellos.
Los bosques del mundo están desapareciendo a un ritmo de dieciocho a veinte mil hectáreas al año, un área equivalente a la mitad de California -y éste es uno de los estados más grandes de los Estados Unidos. En los próximos veinte o treinta años, todas las selvas tropicales habrán desaparecido, y las implicaciones son tremendas porque nos proveen de oxígeno y de vida. Si estas selvas siguen desapareciendo a ese ritmo, la Humanidad estará perdida. ¿De dónde obtendrá el suficiente oxígeno?
Y por otro lado, todo el dióxido de carbono que se exhala es absorbido por estos bosques. Si estos bosques no estuvieran allí... y ya hay una capa espesa de dióxido de carbono acumulándose en el cielo, justo en el límite de la atmósfera. Y debido a esa capa, la temperatura de la atmósfera se está elevando. Ya está cuatro grados por encima de lo normal.
Si todos los bosques desaparecen, la temperatura subirá tanto que pasarán dos cosas: primero, será imposible sobrevivir; segundo todo el hielo de los polos -norte y sur-, el que está en los Himalayas, en los Alpes y en otras montañas, empezará a derretirse y hará que todos los océanos se eleven mil metros. Inundará todas las ciudades y todos los países, cubrirá casi la Tierra entera y esta inundación no retrocederá.
Pero los políticos continúan haciéndolo. Hace unos meses estuve en Nepal. Nepal es el país más pobre del mundo, pero en vez de abandonar sus preparativos de guerra, ha vendido sus bosques -los eternos bosques de los Himalayas- a la Unión Soviética. Y la Unión Soviética ha talado todas las laderas de las montañas dejándolas peladas. Y para qué? Para hacer periódicos. ¿Qué necesidad hay de tantos periódicos? Casi siempre son las mismas noticias y ahora que se tienen mejores medios de comunicación, los periódicos están pasados de moda. Hay radio, hay televisión, ¿para qué seguir con los periódicos, destruyendo los bosques? Pues porque los políticos, los presidentes y primeros ministros, necesitan sus retratos en primera página; sus discursos -que son sólo mierda- tienen que publicarse sin ninguna consideración al daño que están causando.
En el mismo período, se espera un incremento de la población mundial de un treinta a un cuarenta por ciento; de cinco mil millones a siete. Este incremento de población hará que se duplique la necesidad de agua en casi la mitad del mundo.
El alimento es también otro factor. Incluso el agua resultará escasa, puesto que se necesitará el doble, y no tenemos tanta agua potable. Además, el informe de las Naciones Unidas dice que un total de veinte millones de hectáreas al año de tierras de cultivo y pastoreo, son reducidas a un nivel cero de productividad. Más de mil especies de plantas y animales se extinguen cada año, y el número sigue en aumento. De uno a dos millones de personas en los países en desarrollo, sufren de envenenamiento agudo por pesticidas, y las muertes relacionadas con esos pesticidas son estimadas en diez mil al año.
Oficiales de la Comisión de Planeamiento de la India recientemente declararon: "Estamos al borde de un enorme desastre ecológico en la India, con las reservas de agua agotándose. Lo que sucedió en África va a suceder en la India en unas décadas".
La población sigue creciendo, la tierra se vuelve estéril, las reservas de agua disminuyen más y más, y debido a la tala de bosques, los ríos que van desde Nepal a Bangladesh provocan inundaciones como nunca antes se habían visto. Miles de personas mueren, miles de poblados desaparecen, porque esos enormes árboles hacían que los ríos fluyeran lentamente. Ahora, sin los árboles, los ríos se precipitan con tal fuerza que el océano no puede absorber el agua con rapidez. El agua retrocede y esto produce las inundaciones de Bangladesh.
Ni los políticos de la India ni los del Nepal están dispuestos a frenar la tala de árboles. Nadie tiene interés por la vida humana, nadie quiere ver cuáles deben ser nuestras prioridades.
Un país pobre como la India tiene un exceso de periódicos, de revistas absolutamente innecesarias. Y ese papel de imprenta no cae del cielo; hay que talar árboles. Árboles que tardaron en crecer ciento cincuenta, doscientos años, desaparecen.
¿Y qué se gana con esos periódicos?
Los políticos son los verdaderos criminales, no los que están en las cárceles. El mundo sería mucho mejor si hubiera un intercambio. Si todos los políticos fueran a la cárcel y los criminales ocuparan el puesto de los políticos, serían más humanos.
Hay muchos países que no declaran cuántos homosexuales tienen. La familia de una persona que ha muerto de SIDA, soborna al médico y obtiene un certificado de defunción por cáncer o por síncope cardíaco, porque la familia se encuentra más preocupada por su respetabilidad, por lo qué dirá la gente, "En tu familia alguien ha muerto de SIDA".
Pero esconder los hechos significa que si el hombre estaba casado, su esposa pudo haber contraído la enfermedad, y si tenía hijos, pudieron nacer enfermos, y al no saberlo nadie, los de su entorno pueden contagiarse.
Porque esta enfermedad no es una enfermedad sexual común. Todo lo que salga del cuerpo, incluyendo las lágrimas, es portador del virus. Si un niño llora y por amabilidad o compasión lo consuelas, corres peligro de contagiarte del SIDA. La saliva también es portadora del virus. Y la Humanidad entera es mantenida en la ignorancia. Incluso los besos deberían ser prohibidos por completo.
Hay una pequeña parte de la Humanidad -los esquimales, la gente que vive en Siberia- que son los únicos en la historia que nunca se besan. Cuando por primera vez vieron a los misioneros cristianos dando besos, no podían creérselo: "¡Qué sucia es esta gente. Mezcla su saliva con la del otro. ¿Son humanos o monstruos?". Su método es mucho más científico e higiénico. No besan para mostrar amor, porque más que amor puede ser muerte. Se frotan sus narices una contra otra. Es más limpio, excepto si tienes un resfriado.
Hace unos días se admitió que diez millones de personas están afectadas por el SIDA y que ésta no es una cifra definitiva, porque algunos países -como la India- no tienen forma de saberlo. Sólo los países muy desarrollados son los están incluidos en esta cifra. Quizás cien millones más están sufriendo en los países subdesarrollados.
Por ejemplo, en África el SIDA es más frecuente que en ninguna otra parte. Y nunca se ha sabido que los africanos sean homosexuales, pero ellos tienen una extraña perversión: mantienen relaciones con mujeres, pero no frontalmente.
Hay gente en pequeñas aldeas alrededor del mundo que incluso hacen el amor con animales. Y ahora los animales están contagiando el SIDA a través de su leche o su carne. Las cosas están ya fuera del control humano.
Los médicos no quieren -aun cuando saben que un paciente sufre del SIDA- decírselo al paciente, porque éste va a insistir en ser tratado. No existe tratamiento. Así que el médico prefiere decirle que tiene otra enfermedad y lo envía a otro especialista, pues estar en contacto con un paciente de SIDA es peligroso para los médicos y para las enfermeras.
En uno de los informes que he visto acerca de las cárceles, vi que el treinta por ciento de los reclusos son homosexuales -y éste no es un informe muy exacto; ésta es la cifra mínima que las autoridades han aceptado- ya que la gente que está presa durante veinte o treinta años sin poder tener relaciones con una mujer, está siendo forzada a la homosexualidad.
Lo más simple debería ser que no hubiera cárceles separadas para mujeres, ¿por qué tiene que haberlas? Los reclusos deberían estar mezclados, hombres y mujeres y el SIDA y la homosexualidad podrían ser evitados. Pero los políticos no dicen nada acerca de esto por miedo. Su objeto es decir únicamente lo que la gente quiere oír, aquello que no va contra sus prejuicios, contra su mentalidad tradicional, puesto que dependen de sus votos.
Por eso digo que la gente religiosa debería ser consultada por los políticos y que éstos deberían escuchar atentamente sus consejos. Pero Rajiv Gandhi dice que los religiosos no deben intervenir en la política. Los políticos sí pueden intervenir en los asuntos religiosos; en esto no hay dudas. Así sucede desgraciadamente y queda muy poco tiempo.
Yo albergaba muchas esperanzas -y aún las sigo teniendo- de que en una situación tan peligrosa, quizás el hombre despertara. Pero hay tristeza en mi corazón porque veo que si no se hace nada, entonces el fin de este siglo va a ser nuestro final.
Y no sólo nuestro final, sino también el final de todo el sueño de la Existencia de crear el ser consciente. Ha tenido éxito sólo en este planeta. Hay millones de estrellas y en cada una hay docenas de planetas; sólo en este pequeño planeta el milagro ha sucedido. No sólo la vida existe, sino también la consciencia. No sólo la consciencia existe, sino gente que ha alcanzado la suprema culminación de la consciencia: un Gautama Buda, un Sócrates, un Pitágoras, un Chuang Tzu.
Al desaparecer la vida en este pequeño planeta, el universo entero se volverá tan pobre, que pasarán millones de años antes de volver a alcanzar el punto en que la consciencia pueda encontrar el camino hasta la Iluminación.
La tristeza no es por mí; yo estoy absolutamente satisfecho. La muerte no puede quitarme nada. Siento tristeza por toda la Humanidad, pues su muerte destruirá la oportunidad de que se Ilumine, de que se vuelva feliz y de que descubra su sentido y su significado. Ha vivido en la oscuridad, ¿va a morir también en la oscuridad?
Quisiera que al menos mi gente no perdiera el tiempo posponiendo su propio crecimiento, pues los políticos están absolutamente preparados para destruirse unos a otros, para destruirlo todo. Su ansia de poder ha llegado al clímax. Antes de que triunfen cometiendo un suicidio global, por lo menos debes llegar a conocer al Dios que existe dentro de ti.
Debes compartir tu gozo y tu silencio y tu risa con aquellos con quienes entres en contacto. No se puede dar un mejor regalo a los amigos, a los conocidos, a los hijos.
El tiempo es escaso y el trabajo tremendo, pero si eres valeroso, puedes aceptar el desafío. No dependas de los políticos; ellos no pueden hacer nada, ni siquiera son conscientes de lo que están haciendo a la Humanidad, hacia qué oscuridad la están llevando.
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